el blog de reseñas de Andrés Accorsi

jueves, 20 de mayo de 2010

20/ 05: YOUNG LIARS Vol.3


Y bueno, ya nos pasó tantas veces que estamos recontra-acostumbrados: sale una serie nueva, leés un par de episodios o el primer TPB a ver qué onda y te vuela el cráneo. Te cebás más que el Virrey Ceballos en el CBC, esperás ansioso cada nuevo episodio, la recomendás, te emocionás, te enterás que la nominaron a miles de premios y que le dedican críticas excelentes hasta en la Wizard… y al poco tiempo llega la noticia de que no vendió un carajo y te la cancelan cuando ya estabas completamente on fire.
Exactamente eso fue lo que me pasó con Young Liars, esa joya del Noveno Arte creada por el increíble David Lapham. En apenas 18 números, Young Liars se convirtió en una adicción brutal. Pocas veces nos topamos con historietas así, tan viscerales, tan excitantes, tan vertiginosas. Young Liars es adrenalina, sexo, droga y rock´n roll al palo, mal. Pero además es una obra compleja, retorcida, con muchas capas de contenido. Si en Stray Bullets el autor tarantineaba de lo lindo, acá davidlynchea a lo guanaco. Esto requiere muchísima atención, porque las volteretas que pega Lapham son totalmente impredecibles.
Además, la línea entre lo que se nos muestra y lo que pasa es delgadísima. Hay secuencias alucinantes que resultan ser sueños (recurso típico), otras que resultan ser falsos recuerdos inducidos por drogas (ya no tan típico) y otras que directamente, y haciendo honor al título de la serie, son mentira. O sea que es todo muuuy finito y hay que apuntar con mucha precisión para tener claro qué de todo lo que muestra Lapham pasó en la realidad y qué cosas sólo suceden en la mente de los personajes.
Estos últimos, con Danny Noonan y Sadie Dawkins al frente, presentan también un desafío de los bravos: los vemos mentir, cambiar de identidad, ponerse en pedo, drogarse con cualquier cosa, ver cosas que suceden en otra realidad, volver luego de recibir heridas tremendas… y todo el tiempo te queda la duda: ¿Son quienes dicen ser? ¿Qué de todo esto es verdad y qué no? Lapham saca notable provecho de las identidades, filiaciones, amistades y lealtades dudosas y ese flujo inestable entre los personajes (que se aman, se odian, se traicionan, se violan, se envidian, se ayudan, o directamente se desconocen unos a otros) le permite al autor construir excelentes situaciones basadas en la interacción y los diálogos, como para complementar toda esa parte más bizarra (digámosle “la conspiración”, para no spoilear) y toda esa parte más violenta. Young Liars es un comic inusualmente violento, donde se suceden las salvajadas y todo el tiempo vuelan patadas, piñas, tiros, bombas, botellazos, cuchillazos y garrotazos con bates de beisbol. Un amor.
La trama, aunque parezca una joda, resiste todos estos embates y avanza hacia un final que obviamente no es el que Lapham hubiese querido para la serie, pero es el que se le ocurrió cuando le dijeron “Flaco, cerramos en el n°18”. Y si bien el autor no llega a explicar absolutamente todo, cierra una buena cantidad de plots y nos deja con la imborrable sensación de haber leído algo distinto, novedoso y a la vez importante. Seguramente dentro de algunos años la crítica (o alguien) reivindicará a Young Liars como una obra maestra.
Del dibujo de David Lapham supongo que no hace falta hablar demasiado, porque casi todos habrán leído ya Stray Bullets, o Murder Me Dead, o Silverfish. Acá está un poquito más apurado que en sus trabajos anteriores pero, aún sin jugarle todas las fichas al impacto que puede producir con el dibujo, se mata en los fondos, los autos, la ropa de cada personaje y demás detalles (discos, guitarras, amplificadores) que suman muchísimo. El mayor esfuerzo de Lapham está puesto en la narrativa, que propone miles de trucos zarpados que le salen invariablemente bien, y en llevar adelante esta historia vibrante, hipnótica y llena de vericuetos. Young Liars es un canto (estridente y pegajoso, como un hitazo rockero) a la transgresión, a la ambigüedad y a la bizarreada. Ojalá Lapham encuentre otra editorial donde continuarla.

1 comentario:

Santiago Sánchez dijo...

Es simplemente genial, parece constantemente una película de Lynch por el clima que genera...