el blog de reseñas de Andrés Accorsi

martes, 14 de diciembre de 2010

14/ 12: ACHACAU


Termino la Gira Latinoamericana 2010 otra vez en Perú, con una antología que reúne las historias cortas de César Carpio Guerra, la nueva bestia salvaje del continente.
Los guiones –digámoslo de una vez- no ofrecen nada demasiado sustancioso para el análisis. El más digno es el de “Paranormal” y el resto son apenas excusas para que Carpio haga gala de su impresionante talento como dibujante. Varias de las historietas son porno, y alguno dirá “Dejate de joder, ¿cómo le vas a pedir un buen guión a una historieta porno de 8 páginas?”. Es cierto, y la verdad es que me conformaba con diálogos bien escritos. Pero no hay. Faltan signos de puntuación, la redacción es confusa… No hay mucho que rescatar por ese lado.
Pero la verdad es que poco importa. Así como en el comic porno sólo importa la temperatura que se genera en tu entrepierna, en ¡Achacau! sólo importa el dibujo de Carpio, que está pensado para dejarte absolutamente estupefacto. Pocas vi a un tipo que maneje el lápiz como este. No es malo cuando entinta (tiene apenas un par de viñetas entintadas a los pedos, sin ganas), pero a lápiz es insuperable. Las texturas que logra, el trazo perfecto, el dinamismo de las figuras, la verdad es que cuesta creerlo. El estilo de Carpio mezcla lo mejor y lo más ganchero de los autores yankis hot de los ´90 (tipo J. Scott Campbell, Jim Lee, o los más dignos clones de Marc Silvestri) y lo combina con una sobrecarga de detalles casi barroca, tipo la mejor época de Berni Wrightson, con sombras y fondos recontra-trabajados y ese lápiz mágico y pasado de rosca que cada tanto reaparece en dibujos sin entintar que te tiran de culo.
Cualquier tipo que dibuje onda Campbell o Jim Lee (o mejor) y se juegue a hacer historietas con garches y petes, tiene el éxito garantizado. Pero por suerte, Carpio va más allá. Sus tres o cuatro historietas sin garche son ejemplos de versatilidad, de gran ingenio en la narrativa, de laburos que no apelan al mínimo denominador común. Una de ellas (“Tenia”) nos muestra a un Carpio más realista, entre Travis Charest y Juan Giménez, con un alucinante despliegue de máquinas, trenes futuristas y demás chiches tecno, como para demostrar que lo suyo no son sólo las tetas y las pijas. Y a la hora de apelar al mínimo denominador común, cuando lo único que importa son las penetraciones y las eyaculaciones, Carpio se va al carajo, mal. Sus escenas hot son incandescentes, sin cuartel, ni tregua, ni piedad. Verdaderas salvajadas que te hacen sentir sucio y pegajoso, no importa dónde (ni con cuántas manos) las hayas leído.
No hay mucho más para agregar, porque los guiones –repito- no dan el jugo suficiente. Pero sí quiero invitarte a que conozcas y tengas muy en cuenta a este asesino serial, del que seguro vamos a oir hablar muchísimo en los próximos años, entre otras cosas porque ya está trabajando para editoriales europeas. César Carpio Guerra, monstruo entre los monstruos, vino a patear el tablero. Y está muy bien.

1 comentario:

Raptor Plateado dijo...

genial!! y esa portada se ve sugerente..