el blog de reseñas de Andrés Accorsi

martes, 5 de julio de 2011

05/ 07: CORINA Y EL PISTOLERO


Por culpa de esta historieta, a Luciano Saracino lo han comparado bastante con Neil Gaiman. Y está bien, es una novela gráfica con unos cuantos gaimanismos. La forma en la que Saracino mete los elementos mágicos y sobrenaturales en un contexto en el que normalmente no aparecen ni a saludar (el clásico western, sucio y herrumbroso, frío y despiadado) es claramente (aunque no sé si intencionalmente) gaimanesca. Pero lo más importante de Corina y el Pistolero no es precisamente la influencia o el olorcito del glorioso creador de Sandman. Lo que más llama la atención es la belleza de la historia, la forma que encuentra Saracino para que nos resulte creíble, digerible, justo y necesario un final demasiado feliz para como venía la mano hasta 12 ó 13 páginas antes del final. De pronto, existe la posibilidad de eliminar, ya no al villano, sino al Mal, en un sentido absoluto. Salto al vacío riesgoso, si los hay. Y el guión se aferra a esa posibilidad (a esa Esperanza) y la lleva hasta las últimas consecuencias. El resultado es un final perfecto, que te hace mimos en el alma, como si te durmieras haciendo cucharita con tu persona favorita, escuchando lentos de Richard Marx.
El trámite hacia ese final (más digno de cuento de hadas que de western) es ágil, dramático, intenso. Y ajustado, claro, a las convenciones del género de los cowboys, entre las que gradualmente se cuelan elementos más raros, más enigmáticos, de esos que te hacen levantar la ceja y decir “¿Para dónde estará a punto de derrapar este delirante?”. Y no, no derrapa nunca, porque –como decíamos- todos esos elementos mágicos y sobrenaturales entran a la trama por la puerta correcta, o sea, por la que uno menos se lo espera.
No quiero contar más de la historia, para no deslizar datos que conviene más no saber a la hora de leer el libro. Simplemente destacar el gran manejo de los climas, la excelente dosificación de los diálogos y la destreza de Saracino para meternos a full en la trama a partir de un personaje seco, neutro, casi inexpresivo y del que sabemos menos que lo indispensable.
Parte de la responsabilidad sobre el fascinante clima que se respira en la obra le corresponde al dibujante, el vasco Infame & Co. Con su claroscuro potente y su gran manejo de las tramas mecánicas, Infame cumple con la labor de llevar adelante esta rara combinación de magia y grim ´n gritty. Pero con lo justo, sin que le sobre nada. No estamos ante un virtuoso, ni mucho menos. Es un dibujante que viene del under y que, para publicar en fanzines, es un monstruo. Pero para compararlo con los grossos, le falta bastante. Dibuja muy lindas minitas, es cierto, pero también hay que decir que se parecen demasiado a las de Ana Miralles. Sus secuencias mudas estás muy logradas y en general toda la narrativa demuestra muchísimo criterio. Lo único realmente criticable pasa por algunos aspectos del dibujo, que no llegan a empañar para nada un gran trabajo de un equipo guionista-dibujante que se conoce y se entiende muy bien.
Corina y el Pistolero es un comic distinto, impredecible y con un guión de altísimo vuelo. No es nuevo (en España se publicó hace un par de años), pero cae justo en el momento en el que un montón de lectores argentinos están descubriendo (en un acto de justicia impostergable) el gran talento para contar historias del imparable Luciano Saracino. Un lujo tenerlo tan bien editado en nuestro país.

1 comentario:

Anónimo dijo...

APARTE CORINA SE PARECE A CORALINE UHMMMMMMM