el blog de reseñas de Andrés Accorsi

miércoles, 23 de mayo de 2012

23/ 05: MORTADELO Y FILEMON: LOS QUE VOLVIERON DE “ALLA”

La posta es esta: conseguí muy barato una especie de taco, un reentapado, que recopila (sin las tapas originales) cinco álbumes de Mortadelo y Filemón. Pero, si bien cada álbum tiene sólo 44 páginas, no me da para leerme los cinco al hilo y dedicarle una única reseña al mega-broli. Tengo la sensación –por no decir la convicción- de que Mortadelo y Filemón es algo que se disfruta más en dosis pequeñas, que si me clavo más de 200 páginas al hilo voy a terminar por putear a esta inmortal creación de Francisco Ibáñez como si fuera una garcha insostenible. Así que, con tu permiso, clavo los frenos después del primer álbum, lo reseño, calzo un señalador y retomo más adelante la lectura de este mega-tomo recopilatorio.
Los que Volvieron de “Allá” es una aventura de 1987, una de las (relativamente) pocas que realiza Ibáñez durante los ´80, cuando pierde el control sobre la serie que creara en 1958 y tiene que soportar que la editorial Bruguera le encargue historietas con sus personajes a otros autores (obviamente de menor calidad) sin poder controlarlas y sin ver un mango. Ibáñez luchará duramente durante toda la segunda mitad de los ´80 para recuperar el control sobre Mortadelo y Filemón, cosa que sucederá recién en 1990. Las historietas de los ´80 realizadas a espaldas de Ibáñez son consideradas por los especialistas como “apócrifas” y sí, este tomo gigante que me compré tiene por lo menos una de esas, así que la leeremos con atención a ver qué diferencias tiene con las que efectivamente escribió y dibujó el maestro Ibáñez.
El argumento de Los que Volvieron de “Allá” es delirante desde el primer cuadrito: un científico loco hace reaparecer en el presente a Drácula, Frankenstein, Mata Hari, Atila, Nerón, Borgia y Francis Drake, y los manda a robar objetos valiosos para él. Los ineptos agentes de la T.I.A. deberán detener a estos villanos rescatados del pasado por el Doctor Bacilez y reestablecer el orden. Sí, claro... esperá sentado. Con esta consigna, Ibáñez desata uno de sus clásicos maremagnums: cada secuencia enfrenta a Mortadelo y Filemón con uno de los villanos y en todas el caos y la destrucción se imponen por sobre el orden. Los buenos ganan, pero siempre con nefastas consecuencias para ellos mismos y para las locaciones que visitan. Por supuesto, todas estas peripecias están salpicadas de diálogos disparatados y sobre todo del slapstick, el humor físico violento en joda, que es el que mejor maneja Ibáñez. En ese sentido, no tiene nada que envidiarle a los cortos más salvajes de Tom y Jerry o los Looney Tunes.
Como las buenas series decididamente cómicas, Mortadelo y Filemón no sólo no se hace cargo de lo que sucedió en el tomo anterior... Ni siquiera se hace cargo de lo que sucedió en la viñeta anterior! Caso típico: Mortadelo hace detonar una caldera por accidente. Siguiente viñeta, Filemón está en llamas, o chamuscado. Siguiente viñeta, Filemón vendado, o enyesado, o algo así, persigue furioso a Mortadelo y trata de acribillarlo en venganza. Siguiente viñeta, los agentes están intactos y limpitos en el cuartel de la T.I.A., listos para recibir nuevas órdenes del Super. Como el Coyote, que en una secuencia se hacía mierda contra el precipicio, y en la siguiente recibía un nuevo producto marca ACME y ponía en marcha un nuevo plan. Así funciona esta seguidilla de gags frenéticos y extremos, sin consecuencias, sin la más mínima sutileza, pero con innegable comicidad.
El dibujo de Ibáñez es delicioso y no envejeció ni un día, aunque esta historieta tenga ya 25 años. Ibáñez es el más “contaminado” de los grandes maestros de lo que se llamó la “Escuela Bruguera”. En su trazo conviven su mentores (principalmente Vázquez y Escobar) pero también se le nota el amor por los historietistas franceses y belgas, principalmente André Franquin y Albert Uderzo. Insuperable en el lenguaje corporal y las expresiones faciales, Ibáñez se ceba además metiendo detalles casi microscópicos en los fondos y hasta en los rincones de las viñetas, y eso que metía 14 ó 15 por página. El resultado es un dibujo muy expresivo, dinámico y de increíble plasticidad, siempre fácil de entender a pesar del kilombo que se arma en cada viñeta, donde siempre hay gente, animales y objetos que se mueven, corren o vuelan por el aire en un estallido de líneas cinéticas y onomatopeyas.
Me gustan más las historias en las que Mortadelo y Filemón deliran menos y bajan un poquito más de línea sobre algún tema más social, pero con esta también me reí bastante. Me quedan cuatro más, para saborear de a poco en las próximas semanas.

2 comentarios:

Jack dijo...

Che, estoy cebado con la serie de TV de Los Borgias, tenes que aclarar a cual te referís que traen del pasado porque toda la familia era una "joyita" :p

¿Cesare, Lucrecia, Juan, el Papa (Alejandro XV creo)?

Andres Accorsi dijo...

El que aparece en esta historia es Cesare, casi seguro.