el blog de reseñas de Andrés Accorsi

sábado, 20 de julio de 2013

20/ 07: HISTORIAS DE BOSQUENEGRO

Hoy. sintético, porque si no no llego.
Este segundo tomo de Bosquenegro nos muestra a Fernando Calvi otra vez inmerso en su mundo de criaturas fantásticas, a las que mueve con maestría por historias cortitas, simples, ideales para los más chicos.
La historia más larga tiene 24 páginas y está escrita de tal modo que hay un mini-remate al final de cada página. Detrás de su aparente simplicidad, la historieta tiene una estructura dramática clásica perfectamente respetada y sortea con creces la dificultad de resolver el conflicto sin recurrir a la violencia.
La historieta que a mí más me gustó es Merienda Accidentada, de cinco páginas, un relato decididamente humorístico, pero con las vueltas de tuerca suficientes para no ser un chiste largo que desemboca en (y le juega todas las fichas a) un remate gracioso.
Las últimas siete páginas del libro exploran un nuevo formato: historietas muy breves, de apenas media página, con bastantes viñetas, a veces con bastante texto, y acá sí, con la conisgna de desarrollar un breve argumento humorístico y rematarlo en la última viñeta.
En este formato, el de muchas viñetas chiquitas, casi abigarradas, es donde más me impactó el dibujo de Calvi, que es sin dudas el atractivo principal que le ofrece este librito a los lectores adultos. Ahí se ven más claros los planteos estéticos del autor, que me remitieron al A.L.I.E.E.E.N. de Lewis Trondheim, mezclado con las obras más sofisticadas de Miguel Calatayud. En las historias largas, las de viñetas grandes, se ve más Trondheim, mientras que en las últimas, las de las viñetas chiquitas, se ve más Calatayud, especialmente en la que cierra el tomo, que además es la mejor de esta última tanda. Visualmente, esto es un deleite irresistible. Los juegos que propone Calvi con las formas y los colores no sólo ceban infinitamente a los más chicos, sino que sorprenden a los más grandes, porque obligan al cordobés a plantearse una composición de las viñetas y una relación entre figuras y fondos muy, muy complejas, en la que se nota un laburo colosal para que todo se acople de manera armónica y funcional al relato.
Gran trabajo de este narrador virtuoso y versátil, que a veces se pasa de críptico en sus trabajos para los más grandes y que a la hora de crear historietas para chicos peló la magia que nos cautiva a todos: la de las historias chiquitas, muy controladas en cuanto a la extensión y a las pretensiones, y muy descontroladas a la hora de la imaginación y del despliegue de talento gráfico en cada página. Un librito ideal para comprar, leer en 15 minutos y regalar a un niño o niña con quien quedaremos como un duque, y a quien –en una de esas- ayudaremos a cebarse con la historieta sin tirarlo a esa picadora de carne tipo The Wall, pero con cara de gatito cachetón.

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