el blog de reseñas de Andrés Accorsi

jueves, 26 de febrero de 2015

26/ 02: FLOYD FARLAND, CITIZEN OF THE FUTURE

¿Alguna vez te preguntaste qué hizo Chris Ware antes de inventar Acme Novelty Library? Yo no. Pero me encontré de casualidad con este librito y me pareció interesante, por eso lo capturé. Se trata de una historieta que Ware hizo a los 19 años para un periódico escolar, reversionada para esta edición a cargo de Eclipse, que salió en 1988, cuando el autor tenía apenas 21 años.
Esto es MUY loco, porque no se parece absolutamente en nada a los trabajos más conocidos de Ware. El formato es el del típico comic-book, es en blanco y negro, y la estética no se parece para nada a la que vimos a partir de los ´90 en las “aventuras” de Jimmy Corrigan y demás. Olvidate de ese estilo puntilloso, de línea clara generosa en detalles y pensada para ser complementada con el color: Acá Ware trabaja con un claroscuro extremo, binario, en el que ni siquiera hay lugar para la línea negra. Todo es mancha o espacio en blanco. El resultado es por un lado impactante y por el otro muy raro, muy experimental. Es algo que por ahí se podría haber visto en El Víbora, en la RAW, o en alguna otra publicación de impronta vanguardista.
De los trucos que ya le conocía a Ware, el único que se ve acá es el de controlar milimétricamente el tempo narrativo mediante el armado de secuencias compuestas por muchas viñetas muy pequeñas, idénticas o bastante parecidas entre sí. Acá se juega con páginas de hasta 19 cuadros, algo muy infrecuente en el formato de comic-book. Y ofrece muchísimas páginas con más de 15 cuadros. Eso hace que estas 41 páginas se lean muy lento, en el tiempo en el que normalmente leemos 64 u 80. Como el dibujo es muy extremo, una vez que lo decodificás ya “se lee solo”. Y el gancho pasan a ser por un lado la acción, y por el otro los textos.
Hay que decir que, para ser una obra de un chico de 19 años, Floyd Farland está muy bien escrita. Es una especie de comedia de enredos con espionaje y conspiraciones, ambientada en un futuro distópico, con guiños a G. K. Chesterton y George Orwell. Ware encuentra la forma de que sucedan cosas bastante escabrosas, pero contadas de modo tal que parezcan livianas, casi cómicas. Los personajes están delineados con brocha gorda, no tienen demasiados matices, porque lo interesante está en la forma en que los vaivenes de la trama los van llevando a situaciones muy complejas. No quiero contar muchos detalles para que te sorprenda como me sorprendió a mí.
Y si bien el grafismo, algunas puestas en página y sobre todo la splash page que se manda cerca del final (con un bizarro tributo a la publicidad de los años ´50) muestran una sana intención de experimentar, de innovar, esta no es una obra revolucionaria desde lo formal como sí lo sería Acme Novelty Library. No es tradicional, se va al carajo por varios caminos distintos, pero no es ese “antes y después” que va a plantear Ware a partir de 1993.
La compañera Wikipedia me tira el dato de que hoy Ware no se hace cargo de Floyd Farland, que le parece un bochorno, una obra ingenua y muy de principiante. De hecho se dice que el autor suele comprar todos los ejemplares que encuentra para destruirlos. Bueno, maestro, se te escapó uno. Y cayó en mis manos. Y lo leí con mala leche, porque –ya lo conté varias veces- a mí Ware me parece un genio en cuanto al replanteo formal que propone en el armado de las páginas y las secuencias, me encanta su dibujo, pero sus historias me aburren, me parecen frías, reiterativas, no me transmiten la más mínima pasión. Siempre lo comparo con esos violeros prodigiosos onda Yngwie Malmsteen, que te devastan desde la técnica pero que a la hora de generar emociones resultan muy pecho frío. Esta vez, el virtuoso con un témpano en el tórax me enganchó con una historia muy interesante, con un conflicto atractivo, giros impredecibles, buenos textos y algún capricho medio bizarro, por qué no… Seguro que Floyd Farland no estuvo nominado para ningún premio ni vendió un choto ni le aportó demasiado capital simbólico a su joven autor. Pero es una historieta muy digna y, si conseguís este librito antes de que Chris Ware termine con su campaña para borrarlo de la faz de la Tierra, sospecho que te va a gustar, incluso si no sos fan de este celebrado ícono del comic contemporáneo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo lo traduje hace un tiempo y coincido: si bien hay puntos en donde no vemos al "ware de hoy", es cierto que en otros coincide, sobre todo cuestiones de crítica a la sociedad; hay un énfasis muy importante en los mecanismos de la publicidad y también, si mal no recuerdo, al cinismo que manejan ciertas relaciones humanas. Después de eso, el "ware de hoy" no creo que quisiera hacer una historieta distopía paranóica como esta. Y es una lástima que no quiera seguir editándola, porque está piola esta historieta.