el blog de reseñas de Andrés Accorsi

martes, 5 de septiembre de 2017

MARTES POR LA MADRUGADA

Martes por la madrugada, abro los ojos y puteo a la almohada. ¿Qué hago despierto a las 7:30 AM? No sé… pero aprovecho para sentarme a escribir reseñitas de lo último que leí.
Empiezo en Argentina, Diciembre de 2016 (ya estamos ahí de 2017), cuando Comiks Debris publica por primera vez en nuestro país una obra del chileno Marko Torres. Super Ninja Kururo es un trabajo BRILLANTE, una historieta de aventuras y humor con un ritmo fabuloso, personajes entrañables y una efectividad cómica al nivel de los mejores dibujos animados. Lo único choto es que en un momento se termina, pero por suerte Torres deja abierta una puertita para que eventualmente aparezca una secuela.
El dibujo es sintético y poderosísimo, con todo para enganchar a los más chicos. El color es excelente, las piruetas narrativas que despliega Torres son atrapantes y los trucos que se le ocurren para no matarse dibujando fondos son absolutamente legítimos. Super Ninja Kururo es de esas historietas que te hacen sentir que de nuevo sos un borreguito de 8-10 años, envuelto en una aventura fantástica que te impacta, te entretiene y te saca sonrisas y carcajadas. Me hice fan a pleno y la recontra-recomiendo.
Me clavé el Vol.2 de Breakdown, de Takao Saito, y lo empecé con bastante escepticismo, porque el Vol.1 no me había convencido demasiado. Bueno, olvidate. El Vol.2 está bárbaro y me dejó con las re-ganas de conseguir el 3 y el 4. Ahora sí, empiezan a pasar un montón de cosas grossas, y lo más importante: Saito no sólo te golpea con los sucesos grandilocuentes (terremotos, tempestades, inundaciones) sino que utiliza estos sacudones extremos para hablar también de lo micro, de la gente, de nosotros. Breakdown en inglés significa Colapso, y esta es la historia de un mundo colapsado, en el que colapsan la organización social y –sobre todo- los valores de la gente. Pronto queda claro que lo único parecido a un bueno es Otomo, el protagonista. Y el resto son sobrevivientes, tipos y minas dispuestos a todo por no ser la próxima víctima del hambre, las enfermedades o los cataclismos naturales.
Además de bajar línea de manera cada vez más extrema, Saito deja la vida en la narrativa, que es –como siempre- el punto más alto en la obra de este autor fundamental para entender el manga moderno. Con silencios, con acercamientos extremos, con ángulos imposibles, Saito logra hacernos sentir el dramatismo, la desesperación por la que atraviesan los personajes, lo jodido que es seguir siendo humanos cuando uno vive tan al límite. Me pongo en campaña para capturar el Vol.3, porque este tomo terminó en un momento tremendo, y me quiero enterar cómo sigue. Si las 700 páginas que me falta leer se parecen a las 350 del Vol.2, la timba garpa a full.
Y cierro con una breve glosa de otro librito aparecido en Argentina a fines de 2016: El Jardín Increíble, de Pedro Mancini. A mí siempre me pareció bastante choto que los libritos que recopilan tiras publiquen una sóla tira por página, y esta vez no es la excepción. Entiendo que Mancini dibujó sólo 62 tiras, y publicadas de a dos o tres por página, quedaría un libro muy finito. Pero bueno, hay que usar la imaginación, meter este material como complemento de otras historetas del mismo autor, no sé… algo, como para no terminar armando el libro con una sóla tira por página.
En cuanto a la calidad del material, no me puedo quejar en lo más mínimo. El Jardín Increíble está lleno de ideas geniales y de dibujos maravillosos. Es uno de los trabajos de Mancini que más disfruté, donde se lo ve más accesible, menos ensimismado, con más ganas de compartir su mundo delirante con los lectores, donde la belleza de su dibujo está más puesta al servicio de la riqueza de sus ideas, de la gran variedad (y apabullante efectividad) de recursos que maneja a la hora de encarar el humor. En general, me gustaron más las tiras en las que Pedro narra en secuencia de varias viñetas que las que están 100% jugadas a una única imagen, pero la verdad es que en estas también hay muchísimo vuelo y muchísima comicidad. Si sos fan de Mancini, o si querés descubrir por qué tanta gente está fascinada con este autor, no dejes de visitar El Jardín Increíble.
Gracias por el aguante y volvemos pronto con nuevas reseñas.

1 comentario:

Diego Prósperi dijo...

Coincido con lo que comentás de Ninja Kururo. Si hay secuela, le banco el proyecto a Marko.