el blog de reseñas de Andrés Accorsi

domingo, 25 de febrero de 2018

DOMINGO DE ANTOLOGIAS

Tengo dos libros para reseñar y los dos son recopilatorios de historias cortas.
Arranco con Historias de un Espejo, un tomo publicado por Ivrea que (como los que editaba antes Glénat) reúne seis relatos autoconclusivos de Rumiko Takahashi, esos que la autora realiza generalmente a razón de uno por año y en Japón se recopilan en tomos englobados bajo el título “Rumic World”. La edición argentina es más chiquita que la de Glénat y se sufre un poco, sobre todo por el tamaño de la letra en algunos globos. Pero veamos qué onda las historias.
La primera, la que da título al libro, es una de machaca sobrenatural, protagonizada por chicos de la secundaria con un don especial. La típica idea con la que cualquier mangaka banca un shonen durante 25 tomos, pero rematada con gran criterio en 36 páginas. La segunda es la que más me gustó: Revenge Doll también se apoya mucho en un elemento sobrenatural, también es atrapante y tiene un protagonista muy interesante. El dibujo es un poquito más crudo, menos amistoso, menos redondito, más anguloso que el de otros trabajos de Rumiko. La tercera es un trip loquísimo, trepidante, que se cae un poco al final, cuando Rumiko tiene que cerrar una trama bastante compleja y elige revertir TODO a su status original, de un modo medio traído de los pelos.
La cuarta y la quinta son historias decididamente menores, sobre todo la quinta, que no llega ni siquiera a generar tensión. Y la sexta, My Sweet Sunday, es hermosa. Acá la autora nos cuenta su secret origin, de dónde viene su pasión por el manga, cómo aprendió a dibujar, cuándo empezó a pelearla para convertirse en profesional del medio, etc. La historia está realizada en conjunto con Mitsuru Adachi, otro mangaka que nos narra su infancia y sus inicios, en un juego de paralelismos con la vida y la carrera de Rumiko.
Hace años (o décadas) que rompo las bolas para que en Argentina se editen más tomos de manga autoconclusivos o con historias cortas, y una vez que Ivrea me dio el gusto, no puedo menos que recomendarles a todos los fans de Takahashi que apoyen la movida y busquen este librito, publicado en 2016.
Tercera antología de la AUCH (Asociación Uruguaya de Creadores de Historietas) centrada en una de las estaciones del año. Invierno contó con la curaduría de mi colega Andrés Valenzuela, quien seleccionó las siete piezas que integran el libro. Veamos qué eligió Andrés para combatir el frío del invierno.
La primera tiene un guión muy light, flojito, y zafa gracias a los muy lindos dibujos del versátil Pablo Staricco. La segunda es un chiste gracioso, pero estirado a ocho páginas, lo cual le hace perder buena parte del impacto. Acá también, el dibujo de Nicolás Rodríguez Juele “hace horas extras” para mantener el atractivo de la historieta hasta el final. La tercera, íntegramente a cargo de Gabriel Serra, tiene unos dibujos de la San Puta y una narrativa muy dinámica, muy jugada. Le patea un poco en contra que cuatro de las ocho páginas sean mudas, porque el guión termina por hacerse un poquito confuso, pero está bien.
La cuarta es más complicada… Al guión de Abel Alves le cuesta muchísimo encontrar el equilibrio entre páginas superpobladas de textos y secuencias mudas, mientras que el dibujo de Machiavello pendula entre viñetas medio fuleras, que parecen comic yanki berreta de los ´90, y viñetas hermosas, dignas de Hermann o Bourgeon. La quinta, íntegramente a cargo de Gabriel Ciccariello, es una joyita, lejos la mejor de la antología. ´Nuff said.
La sexta se apoya en una buena idea del siempre afilado Rodolfo Santullo, y en los hermosos dibujos de Ciccariello y de Ignacio Calero. No termina de funcionar a nivel de flujo narrativo (parecen ilustraciones con textos), pero la intención está muy bien y las imágenes son bellas y potentes. Y cerramos con una historia autobiográfica de Nicolás Peruzzo, en la que juega hábilmente al juego de contar una misma situación desde el punto de vista de tres personajes distintos. Acá están, claramente, los mejores diálogos del tomo.
Vamos la Celeste que falta la Primavera, nomás, y completamos la tetralogía.
Y hasta acá llegamos. Prometo volver a postear pronto, ni bien tenga un par de libros leídos.

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